La música tradicional tiene una función ritual, alejada del espectáculo de entretenimiento.
Intentar copiar nota por nota estas músicas fuera de su contexto en una sala de espectáculos nunca cumplirá su función inicial, que es, ante todo, una búsqueda de unión y conexión, tanto en nuestra realidad física como espiritual.
La única manera de servir al espíritu y la función esencial de estas músicas en nuestra sociedad actual es crear un nuevo ritual. Sobre todo, unirse en una energía común, encontrar un lenguaje que exprese esta conexión más allá de una identidad cultural. Crear un lenguaje que reconozca y valore las diferencias para revelar la identidad humana.