El Maestro Jorge Milchberg es a través de su obra un «integrador», fue capaz de conectar magistralmente diferentes estilos musicales para hacerlos convivir de una manera armónica y única. Tenemos en primera instancia el reflejo de su formación académica en el tratamiento delicado del sonido y su expresión en cada nota, y por otro lado su identidad argentina y latinoamericana en los ritmos y melodías siempre presentes en sus piezas. Jorge habitó un contexto muy diverso como lo era el Paris en ebullición de culturas de su juventud y supo nutrirse también de las corrientes musicales, artísticas, así como, de pensamiento. Tuvo amistad y participación no solo con músicos destacados, sino con pintores, escultores, escritores, actores, etc. que sin dudas marcaron su sensibilidad y por consecuencia su acto creativo.
Heber Cruz
Un valor esencial en Jorge fue la entrega, de ahí que su sonido fuera íntimo, minucioso, de gran sutileza y pureza en un punto sanador. Él buscaba jugarse por entero y que sus notas siempre tuvieran sentido, estar siempre presente. Alguna vez compartiendo una reflexión sobre Vitruve dejó muy clara su vision, pues pensaba que para ser músico al igual que un buen arquitecto se tenía que conocer de otras disciplinas ya que era un arte sofisticado que ameritaba respeto y humanidad, de ahí que pudiera plasmar perfectamente como dijera A. de Saint-Exupéry «sus andanzas del espíritu» que nos deja como un invaluable legado.